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Muere Brian Wilson, visionario del pop y líder de The Beach Boys, a los 82 años

El músico californiano tuvo una vida tortuosa que contrastó con la luminosidad de un repertorio eterno

Brian Wilson en una imagen de 2007 tomada en Los Ángeles, California.
Carlos Marcos

Quizá habría que dejar que hablase Bob Dylan: “Madre mía... ese oído. Debería donarlo al Smithsonian”. También que diese su opinión Neil Young: “Es como Mozart, Chopin o Beethoven. Su música perdurará eternamente”. Stevie Wonder también se suma: “Lo que hizo fue increíble”. Son opiniones que poseen mucho valor porque se realizaron con el protagonista, Brian Wilson, en vida, y no al calor compungido de lo que acaba de ocurrir. Brian Wilson, fundador de The Beach Boys y superdotado creador de melodías pop, ha fallecido a los 82 años, según ha comunicado su familia este miércoles con este texto: “Nos duele anunciar el fallecimiento de nuestro querido padre, Brian Wilson. Nos faltan las palabras. Por favor, respeten nuestra privacidad en este momento de duelo. Compartimos nuestro dolor con el mundo. Con cariño y compasión”. A principios de 2024, tras el fallecimiento de su esposa, Melinda Wilson, un juez estatal de California le otorgó la tutela a sus representantes comerciales (su manager, Jean Sievers, y su gestora de negocios, LeeAnn Hard), tras afirmar que padecía un trastorno neurocognitivo grave y que le habían diagnosticado demencia.

I Get Around, Good Vibrations, Surfin’ USA, California Girls o la gloriosa God Only Knows son canciones creadas desde el talento desbocado de Wilson. Era el mariscal de la melodía pop y un maestro a la hora de iluminar sus canciones con orquestaciones. Con él al frente, The Beach Boys compuso la banda sonora de la costa oeste norteamericana: tuvieron una docena de números uno entre 1962 y 1966.

Aunque esta colección de éxitos no hubiera ocurrido, solo por la ardua elaboración del disco Pet Sounds, álbum editado en 1966 por The Beach Boys, Wilson ya merecería figurar entre los grandes compositores del pop, un álbum que Paul McCartney describió como “el mejor disco de pop de todos los tiempos”. George Martin, el productor de The Beatles, afirmó: “Sgt. Pepper’s nunca habría existido sin el precedente de Pet Sounds". En Pet Sounds Wilson miró en su interior para retratar su propia zozobra, algo que marcaría no solo su obra si no su existencia: un hombre en busca del amor y la aceptación.

También fue Wilson un hombre complicado, con una sensibilidad extrema que podía resultar desconcertante cuando se fundía con las drogas psicodélicas.

Wilson nació en Inglewood, al sur de California, en 1942. Desde pequeño destacó por un oído perfecto, ya que podía memorizar y cantar los temas que escuchaba por la radio. Pronto aprendió a tocar el piano y a realizar versiones de canciones de doo-wop y del primer rock and roll, temas que armonizaban las voces de sus hermanos Carl y Dennis. El primer revés de su vida le llegó de adolescente, cuando perdió la audición de un oído. Fue por una agresión, pero nunca se desveló si ocurrió a causa de una pelea con un chico o por una paliza de su estricto padre, Murry, con quien Brian mantuvo una relación compleja.

Con la incorporación de su primo Mike Love, los Wilson comenzaron a formar bandas en el instituto: Carl and the ions. Luego se incorporó su amigo Al Jardine para formar los Pendletones. Posteriormente optaron por The Beach Boys y ahí explotó todo. Desde 1961 comenzaron a llegar los éxitos: Surfin’ Safari, Surfer Girl y Surfin’ USA. Eran canciones de temática inocente: se hablaba de chicas, coches y la playa, de disfrutar del sol y pasárselo bien. Durante los años sesenta fue la música que escuchó la feliz juventud de Estados Unidos en las playas de California mientras peinaba las olas con sus tablas. Llamativo, ya que el compositor de todos esos temas, Brian Wilson, no había surfeado en su vida.

Los Beach Boys, en 1962. Brian Wilson es el primero por la izquierda.

El grupo era un éxito y tanto Murray Wilson como la discográfica posaron sus ambiciones en aquel chico grandote que entraba en periodos de largas melancolías, que era cuando componía mejor. La presión para que The Beach Boys lanzaran nueva música recaía casi exclusivamente sobre Brian, que fue espaciando sus presencias en conciertos hasta que acabó dejando que el resto del grupo actuara sin él.

Recluido en la casa familiar y solo, comenzó a avivar su proceso creativo con LSD. Al principio el estimulante tuvo un efecto positivo sobre su creatividad y confesó que esa joya que es California Girls surgió durante “su primer viaje”. Eran tiempos en los que se necesitaba una nueva canción casi semanalmente. Cuando sus compañeros llegaban exhaustos de la gira, Brian ya tenía otra pieza para grabar que subiría a lo más alto de las listas. Además de componer y tocar preferentemente el piano, Brian producía la mayor parte de las canciones.

Su salud mental se fue resintiendo con el transcurso de la década y en varias ocasiones fue internado en hospitales psiquiátricos. Los fármacos, en lugar de domar su ansiedad, le produjeron taras mayores. Fue diagnosticado con trastorno esquizoafectivo y depresión. Tras la publicación de Pet Sounds, y luchando con su cada vez más fragilidad salud mental, se empeñó en superar Sgt. Pepper’s, de The Beatles. Su proyecto se llamó Smile. Aunque Brian trabajó sin descanso, insuflado por las drogas, su búsqueda de la excelencia le impidió terminar el trabajo. Las grabaciones originales no se publicaron hasta 2011 con el nombre de The Smile Sessions.

En entrevistas posteriores Brian asumió que se “sentía utilizado” por la familia y el entorno para que compusiera temas comerciales como los de la primera época. Pero los sesenta habían terminado y la gente ya no quería esas historias de la feliz California. A mediados de los años setenta un nuevo elemento tóxico entró en la vida de Brian: Eugene Landy, un controvertido psicólogo con una terapia de 24 horas al día. Landy literalmente tomó el control de la vida de Wilson. Nadie podía dirigirse directamente al músico: todo debía pasar por Landy, que tenía a Wilson a una dieta de fármacos. Brian se había pasado la década de los sesenta bajo el yugo de su padre y en los setenta su controlador abusivo iba a ser Landy.

Brian Wilson, en 1966 en Los Ángeles durante la grabación del disco 'Pet Sounds'.

Durante un tiempo, la vida de Wilson se ordenó con la férrea supervisión de Landy, pero con el tiempo la salud del músico comenzó a empeorar. Una de las jugarretas de Landy fue que se colocó como coautor en algunas de las canciones de Wilson. Brian se casó en 1995 con Melinda Ledbetter, una exmodelo que trabajaba en un concesionario de coches y que le había vendido un Cadillac. “Melinda me ayudó a desprenderme de Landy”, confesó el músico. Wilson vivió en los noventa y parte de los dos mil tiempos tranquilos, con giras con The Beach Boys o discos de mucho mérito en solitario.

“Melinda me dio la seguridad emocional que necesitaba para desarrollar una carrera. Me animó a hacer la música que más me importaba. Fue mi ancla”, declaró el músico. La pareja adoptó a cinco niños (Brian tenía dos hijos de un anterior matrimonio). Con la muerte de Melinda en 2024, el último revés de la vida tumbó a Brian. En una de sus últimas entrevistas, Brian verbalizó quizá lo que llevaba mucho tiempo queriendo decir al mundo: “Compasión es una palabra más profunda que amor. Para mí, el amor es un sentimiento amable, mientras que la compasión es una necesidad más urgente, un pequeño respiro aquí y allá para alguien que está pasando por una mala racha”. Ese pequeño respiro es lo que siempre anheló Brian Wilson.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.
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