Fátima, la auxiliar de Navarra que devolvió a la vida a un bebé de un mes en pleno vuelo: “Era como un trapo”
El avión tomó tierra en el aeropuerto de Jerez, adonde había acudido el personal médico que iba a trasladar al hospital al niño, que viajaba acompañado de su madre y otra mujer

“Creo que es lo mejor que he hecho en mi vida”. Así resume la guipuzcoana Fátima Román su hazaña a bordo de un avión desde Gran Canaria a Hondarribia (Gipuzkoa) en el que, en pleno vuelo, logró que el corazón de un bebé de un mes retomara el latido y el pequeño volviera a la vida.
El susto tuvo lugar el pasado domingo cuando Fátima y su marido, Rafa Sarobe, volvían de pasar unos días de vacaciones en el archipiélago en el vuelo con destino al aeropuerto de Hondarribia, a una veintena de kilómetros de su domicilio en Bera (Navarra). Cuando llevaban una hora y media en el aire, por el sistema interno de audio la tripulación preguntó si había un médico a bordo, pero nadie se levantó, relata Sarobe a EFE en una entrevista en la que acompaña a su esposa.
Fátima es auxiliar de clínica, por lo que, ante la falta de respuesta al requerimiento, decidió desplazarse a la parte delantera de la aeronave donde se precisaba la asistencia, convencida de que se trataría de un desvanecimiento de una persona mayor o algo así, una situación a la que está más que acostumbrada ya que trabaja en la Residencia San José de Bera.
“Me manejo bien pero algunas cosas me cuesta hacerlas más que a mis compañeros”, afirma esta guipuzcoana con un 85 % de discapacidad visual provocada por una meningitis que padeció con once años. “En cuanto dije que era auxiliar de clínica y casi antes de acabar la frase me pusieron al niño encima, que estaba como muerto, como un trapo”, recuerda.
El bebé era mestizo por lo que le resultó difícil valorar un síntoma como la palidez pero sí pudo practicar al pequeño una prueba de azúcar con el glucómetro incluido en el botiquín del avión que dio resultados aceptables. “No sabía muy bien qué hacer y empecé con el masaje cardíaco y que sea lo que tenga que ser”, rememora. Había realizado esta maniobra previamente pero solo con muñecos en los cursillos de primeros auxilios que imparten el personal de su centro de trabajo y recordaba que en el caso de los bebés debía realizarse con tan solo dos dedos.
“No sé cuánto estuve pero al cabo de un rato el cuerpo entero del bebé empezó a latir”, primero más despacio de lo que debe hacer el corazón de un niño de meses pero poco a poco alcanzó un ritmo más normal y de pronto se oyeron los ruiditos típicos de un bebé. Cuando el crío ya respiraba y se movía, una azafata preguntó a Fátima si creía que era necesario aterrizar o si se podía continuar el viaje, un brete ante el que de forma espontánea respondió que si fuera su hijo aterrizaría en cuanto se pudiera.
La aeronave, con unas 80 personas a bordo, tomó tierra en el aeropuerto de Jerez, adonde había acudido el personal médico que iba a trasladar al hospital al niño, que viajaba acompañado de su madre y otra mujer. Cuando Fátima volvió a su asiento el pasaje rompió la tensión con un largo aplauso a la “heroína” del vuelo, que no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas debido a la emoción.
Ahora su mayor deseo y el de su marido es lograr algún o con la familia del pequeño para saber cómo evoluciona y si está bien. Fueron 40 minutos de una experiencia inolvidable que, como remate, tuvo un final “movidito” con un aterrizaje ajetreado debido a la tormenta que azotó Hondarribia ese domingo. En todo caso, Fátima afirma que “de miedo a volver a subirse a una avión, nada de nada” y remarca que aprovechará los dos vuelos nacionales con los que le ha obsequiado la compañía aérea por su hazaña.
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