La vida cotidiana de Gaza, o lo que queda de ella, contada desde dentro

“Al menos 30 muertos y 115 heridos en un ataque israelí cerca de un punto de reparto de ayuda en el sur de Gaza”, “Al menos 24 muertos por disparos del ejército israelí en un reparto de comida en el sur de Gaza”. Son dos de las múltiples alertas de última hora que ha lanzado este periódico sobre la situación en Oriente Próximo durante esta semana. La información sobre el conflicto no ha cesado desde la ofensiva de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre de 2023. Desde entonces han muerto más de 220 profesionales de medios de comunicación en ataque israelíes; los últimos, este mismo jueves. Todos locales, ya que Israel no permite la entrada a Gaza de prensa extranjera.

Con todo, la información sigue saliendo de la Franja gracias a que los periodistas de allí siguen trabajando, pero también gracias a los ciudadanos de a pie que difunden en sus redes sociales cómo es la vida (o lo que queda de ella) en una Gaza bajo las bombas. Es el ejemplo de @hosam.gaza, que publica en su perfil de Instagram imágenes de su día a día, incluso graba los mismos vídeos que publican los influencers que se compran una casa con una cuenta atrás hasta que muestran su hogar. Lo que encuentra él al llegar no es una casa nueva, sino una montaña de escombros y un edificio destruido por las bombas. Otros s, como @mahmoud_bro_ o @m7md_vo, han publicado vídeos en los que se les ve tratando de limpiar estos destrozos y hay quienes enseñan la peligrosa situación que atraviesan sin quererlo, porque un estallido les interrumpe la grabación de un vídeo.

La ayuda humanitaria es imprescindible en Gaza. Las entradas de los camiones cargados de alimentos, medicamentos y equipamientos básicos han estado bloqueadas durante semanas. Hace unos días, Israel permitió la entrada de 90 camiones. Un número del todo insuficiente. Así lo declaró Tamara Alrifai, directora de comunicación en la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), que dijo que “menos de 500 o 600 camiones diarios” son nada. Algunos ciudadanos también tratan de mostrar al mundo la solidaridad del pueblo palestino y las labores de reparto de ayuda. Es el caso de la joven influencer @yaqeen_hmad, que junto a su hermano gestionaba una cuenta donde enseñaban cómo repartían comida, juguetes y ropa a familias desplazadas. Yaqeen Hammad falleció, según Aljazeera, junto a una treintena de menores hace unas semanas tras un ataque israelí sobre un colegio que servía de refugio.

Quienes cuentan lo que hay en la franja de Gaza desde dentro de sus fronteras reclaman que paren los bombardeos, que entre ayuda humanitaria y, sobre todo, poder vivir en paz. Muchos lo han perdido todo, incluso se han quedado solos porque sus familias han muerto. Esto lo intenta transmitir el activista Hamzah Saadah, que realiza videollamadas con jóvenes israelíes en los que les cuestiona sobre la situación en la Franja. “Como israelí, ¿crees que los niños en Gaza son animales?”, pregunta a un joven de Tel Aviv en una publicación.

—En Gaza no hay gente, hay animales. Si mueren, está bien. —Responde.

En otro vídeo, la protagonista es una chica que pregunta a Saadah si él, como palestino, odia a los israelíes. Contesta que odia “a Israel, al Gobierno de Israel”. A lo que la joven apunta que ellos “tienen que contraatacar [por los ataques de Hamás]”. “¿Contraatacar a qué?”, inquiere él, “¿Necesitáis matar a los niños de Gaza? Son muertes innecesarias, han sido asesinados porque son palestinos. ¿Qué os ha hecho un niño de cinco años?”, añade. Ante esto, la joven israelí se queda en silencio, quizá bloqueada porque es la primera vez que sabe de la masacre que el ejército de Israel está perpetrando sobre el territorio gazatí.

Estos días se habla de genocidio, se equipara lo que hace Israel con los gazatíes a lo que hizo el nazismo con el pueblo judío... no sabemos si se condenará a Israel por genocidio, tampoco si un tribunal juzgará a Benjamín Netanyahu, pero una cosa está clara: este conflicto está siendo retransmitido en todo el mundo, a todas horas y en todo tipo de plataformas. Y los ciudadanos de Israel deberían conocer lo que está haciendo su Gobierno con sus vecinos. Si no lo hacen, quizá es porque tampoco quieren. Solo tendrían que intentar salir de lo que les ofrece el algoritmo.