No se invierte para sufrir
Invertir es un acto que puede desatar una montaña de sensaciones, de la avaricia al miedo. Pero justo en el control de las emociones está la clave del éxito, como demuestran los casos de estos inversores

Una de las experiencias en inversión más trepidantes que recuerda Álex Pedrosa (San Sebastián, 41 años) tiene tintes espaciales. “Fue la que mayor subidón me dio... hasta que me estrellé”, cuenta el donostiarra, uno de los participantes de el nuevo proyecto de ING Inversión libre de mitos. Quien se estrelló realmente tras su primer intento de alunizaje fue la nave de la empresa aeroespacial estadounidense en la que Pedrosa había invertido en acciones. “El objetivo era colocar satélites alrededor de la Luna para facilitar otras expediciones. Era un proyecto que estaba atrayendo mucha inversión, la NASA lo respaldaba, yo llegué a triplicar mis ganancias en un momento determinado”, explica. Sin embargo, Pedrosa no se retiró a tiempo (vender acciones en jerga inversora). “Me pudo la avaricia”, y aunque no perdió, tampoco se fue con todo lo que podía haber ganado.
Saber gestionar las emociones para tomar buenas decisiones es una cuestión fundamental en inversión financiera en los que profundiza Inversión libre de mitos, el nuevo proyecto de ING donde se habla con naturalidad de dinero. La psicología es muy importante a la hora de invertir, como explica Blanca Comín, directora de Banca Privada y Wealth de Amundi Iberia. “Hay una serie de sesgos psicológicos, como, por ejemplo, que tendemos a fijarnos más en las pérdidas que en las ganancias, es decir, somos más sensibles a las pérdidas”, señala la experta.
Experiencias emocionales en inversión
Aprender de los errores
Además de la experiencia personal, también se puede aprender de las vivencias colectivas como las grandes crisis financieras, según destaca Comín, quien pone de ejemplo la burbuja financiera de las puntocom, las empresas tecnológicas que crecieron al abrigo de internet en el último lustro del siglo pasado y cuya caída provocó el colapso global de las Bolsas en el año 2000. “Muchísimos inversores concentraron gran parte de su inversión en un número reducido de acciones y cuando esta burbuja explotó las pérdidas fueron brutales. Muchos no se han recuperado todavía”, argumenta Comín.
La experta advierte de la falsa sensación de seguridad que puede producir emular el comportamiento de otros. “Seguir a la muchedumbre, si todo el mundo invierte en esta acción, yo voy detrás, no tiene por qué ser el mejor movimiento”, señala Comín, y añade que lo más importante es no dejarse llevar por las modas y pensar qué es lo que más nos conviene personalmente.
“Compartir conocimiento financiero ayuda a democratizar la inversión y a eliminar reductos de expertos que se creen que solo ellos saben”
Francisco Quintana
Director de Estrategia de Inversión de ING

Buscar la tranquilidad
El aprendizaje de Suyin Perret-Gentil (Venezuela, 50 años) durante todos estos años en los que lleva invirtiendo es que no hay una inversión perfecta, sino “una estrategia perfecta”, que es la de diversificar productos. “A mí me da mucha tranquilidad pensar en que, aunque pierda aquí, tengo otras inversiones seguras”, cuenta Perret-Gentil. “También intento invertir cuando estoy tranquila emocionalmente”, añade.
Álex Pedrosa también valora su tranquilidad mental. “Desde la llegada de Trump a la presidencia mis inversiones han bajado bastante, pero no quiero estar sufriendo todo el día, así que me he desinstalado la aplicación del móvil (que ofrece el precio de las acciones en tiempo real)”, asegura Pedrosa.
Saber gestionar las emociones es más importante que el propio conocimiento, como aseguran los expertos. Francisco Quintana, director del departamento de Estrategia de Inversión de ING, explica que la estrategia óptima de inversión depende de cada persona, del momento vital y de su perfil psicológico. “Hay gente que tiene más o menos capacidad de dormir por la noche en función de lo que estén haciendo los mercados financieros, eso hay que tenerlo en cuenta cuando nos ponemos a invertir”, señala.
“Seguir a la muchedumbre no tiene por qué ser el mejor movimiento”
Blanca Comín
Directora de Banca Privada y Wealth de Amundi Iberia

Tomar decisiones por uno mismo
José María García (Oviedo, 43 años) se conoce bien, sabe que es un perfil inversor muy conservador al que no le gusta tomar riesgos. “Nunca me planteo tomar decisiones de inversión pensando en la oportunidad inmediata, en el momento actual. Siempre lo hago pensando en cuando sea mayor y vaya a necesitar complementar mis ingresos de pensión para tener una vida financieramente estable y sólida”, explica.
Lo más importante es trazar una estrategia y tener claro lo que queremos conseguir. “Para ello, es necesario ser disciplinado”, apunta Quintana, y añade que también es crucial compartir el conocimiento financiero. “Ayuda a democratizar la inversión, a acercarla a todos, alejándonos del modelo en el que parece que solo unos pocos expertos tienen conocimiento y no tienes más remedio que confiar en lo que ellos te digan y no tomar decisiones por ti mismo”, señala el experto de ING.