window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.parainforma.com";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.parainforma.com";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Ibiza se queda sin lagartijas: la serpiente invasora que se las come ocupa ya el 90% de la isla y llega a nado a los islotes | Clima y Medio Ambiente | EL PAÍSp{margin:0 0 2rem var(--grid-8-1-column-content-gap)}}@media (min-width: 1310px){.x-f .x_w,.tpl-noads .x .x_w{padding-left:3.4375rem;padding-right:3.4375rem}}@media (min-width: 89.9375em){.a .a_e-o .a_e_m .a_e_m .a_m_w,.a .a_e-r .a_e_m .a_e_m .a_m_w{margin:0 auto}}@media (max-width: 35.98em){._g-xs-none{display:block}.cg_f time .x_e_s:last-child{display:none}.scr-hdr__team.is-local .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-start}.scr-hdr__team.is-visitor .scr-hdr__team__wr{align-items:flex-end}.scr-hdr__scr.is-ingame .scr-hdr__info:before{content:"";display:block;width:.75rem;height:.3125rem;background:#111;position:absolute;top:30px}}@media (max-width: 47.98em){.btn-xs{padding:.125rem .5rem .0625rem}.x .btn-u{border-radius:100%;width:2rem;height:2rem}.x-nf.x-p .ep_l{grid-column:2/4}.x-nf.x-p .x_u{grid-column:4/5}.tpl-h-el-pais .btn-xpr{display:inline-flex}.tpl-h-el-pais .btn-xpr+a{display:none}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_ep{display:flex}.tpl-h-el-pais .x-nf.x-p .x_u .btn-2{display:inline-flex}.tpl-ad-bd{margin-left:.625rem;margin-right:.625rem}.tpl-ad-bd .ad-nstd-bd{height:3.125rem;background:#fff}.tpl-ad-bd ._g-o{padding-left:.625rem;padding-right:.625rem}.a_k_tp_b{position:relative}.a_k_tp_b:hover:before{background-color:#fff;content:"\a0";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
_
_
_
_

Ibiza se queda sin lagartijas: la serpiente invasora que se las come ocupa ya el 90% de la isla y llega a nado a los islotes

Los científicos calculan que en dos años estará en toda la isla. Junto al reptil amenazado están desapareciendo micromamíferos que controlan la proliferación de insectos

Lagartijas pitiusas
Esther Sánchez

Antes había miles de lagartijas de las Pitiusas (Ibiza, Formentera y sus islotes), una especie única en el mundo y seña de identidad del privilegiado entorno. Ahora, hay miles de culebras de herradura (Hemorrhois hippocrepis) que se están comiendo a las lagartijas, sobre todo en Ibiza, donde la invasión alcanza casi el 90% del territorio y solo quedan ejemplares en un 30% de la isla. Tampoco los islotes están a salvo, pues los ofidios han colonizado varios de ellos a nado. Los científicos calculan que en dos años habrán ocupado todo el territorio ibicenco.

Los primeros ejemplares de la invasora se detectaron en 2003, en un vivero al que llegaron de incógnito en los cepellones o troncos de olivos ornamentales. Se subestimó el peligro, salieron de allí y comenzó su periplo, al principio silencioso, por la isla. Hasta que explotó el desastre: en 2024 se capturaron en Ibiza 3.072 culebras en las trampas distribuidas por el Gobierno balear en el territorio. Un número que no ha dejado de crecer año tras año desde 2016, cuando se sistematizó su aprehensión con trampas: en 2023 cayeron 2.007, y en 2022, 2.710.

Las más grandes miden más que las de la Península: se han llegado a atrapar de una longitud superior a 1,80. “Eso es debido a que tienen mucha comida, para ellas esto es un bufé libre”, explica Oriol Lapiedra, jefe de grupo de investigación en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que estudia la colonización desde hace cinco años.

Culebra de herradura en Ibiza.

“Avanzan en un frente parecido al de una batalla, hay que imaginarse a las serpientes como si fueran una ola y devorando lo que encuentran”, describe Lapiedra. Con el paso del tiempo, este frente se hace más fuerte, y cada vez se acumulan más serpientes a mayor velocidad y las lagartijas desaparecen más rápido. “Quedan muy pocos reductos, la situación es dramática”, señala. En Formentera también han entrado, y se está trabajando para su control con trampas en las que el año pasado cayeron 806 serpientes. Allí predomina la culebra de escalera (Zamenis scalaris), aunque ya se ha atrapado a algún ejemplar de herradura.

Se pone el foco en la lagartija porque es el único vertebrado endémico de la isla, además de ser “un icono cultural y de identidad”. Pero detrás de ella existen otros micromamíferos que se han extinguido a nivel local en zonas donde hay serpientes: ratones de campo, musarañas, salamanquesas. “Hemos comprobado que también afecta a los murciélagos y las pequeñas aves como el gorrión, el jilguero, el verderón...”, señala Miquel Puig, gerente del Consorcio de Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB) de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Natural del Gobierno autonómico.

Expansión de la serpiente desde que apareció en 2003 a 2024. ORIOL LAPIEDRA / MARC VEZ

La desaparición de estos animales provoca una reacción en cascada y puede conducir a otras extinciones, porque la comunidad biológica está compuesta por especies que se relacionan entre ellas alimentándose unas de otras “y cuando llega una por arriba se desestabiliza totalmente”, amplía Lapiedra. Al ratón, por ejemplo, se lo comen lechuzas o cernícalos, y además dispersa semillas. La lagartija poliniza muchas especies de plantas, sobre todo en islotes, “así que si entran te estás cargando a plantas que han evolucionado con ellas”, subraya Puig. La falta de especies que estaban antes y se alimentaban de insectos puede desencadenar plagas que afecten a la agricultura, que va a necesitar usar más sustancias químicas.

El problema se ha agravado porque las culebras están colonizando los islotes y al ser un terreno más pequeño “un solo ejemplar puede acabar con una comunidad entera y cada una es única porque han evolucionado aisladas”, advierte Lapiedra. Para sorpresa de los investigadores, llegan a estos pequeños espacios marítimos ―hay un total de 60― nadando. “Hay islotes a 30 o 40 metros de la costa, pero otros se encuentran a cientos de metros y sabemos que pueden nadar en aguas abiertas en el mar y aparecer a distancias grandes”, explica Puig. Tienen noticias de que se han encontrado ejemplares “a una milla de la costa”.

Radiografía de una serpiente de Ibiza con una largartija dentro.

¿Qué pasará en el futuro? “Llegará un punto en el que, tristemente, las serpientes se hayan comido casi todo lo que hay en la isla y que ya no haya capacidad para más ofidios, así que lo esperable podría ser cierta bajada en su abundancia”, responde Lapiedra. Pero “la biología está llena de sorpresas y no sabes por dónde va a salir, las serpientes pueden sobrevivir en situaciones con muy poca comida, pueden alimentarse solo una vez en varios meses”, prosigue. Es lo que está ocurriendo en partes de la isla invadidas desde hace años, en las que atrapan aves o esquilman los nidos y cogen lo que pueden: “Se ha visto a algunas intentando comerse un conejo, lo que es difícil para ellas por su tamaño”.

Erradicación imposible

Lo que es imprescindible es bajar la cantidad de ofidios, “buscar una coexistencia entre ambas especies, porque la erradicación es casi imposible y con las que hay ahora está condenada”, plantea Puig. Dada su expansión no es complicado verlas en los frentes de avance, por ejemplo, en una pared soleándose para tomar temperatura. “Son especies no peligrosas ni venenosas, lo normal es que se escapen si oyen a alguien, solo se pueden volver agresivas si se sienten atacadas”, comenta Puig. Y aclara, además, que no hay que dejarse llevar por “la percepción tan negativa” que se tiene de la serpiente. “No es culpa de ella, ella cumple su función vital: comer, reproducirse y cuánto más mejor, el problema es que la hemos metido en islas donde no había”, concreta.

En la Península, ofidios y lagartijas conviven sin problemas, han evolucionado juntos y han desarrollado los mecanismos para escapar. Pero la lagartija pitiusa lleva miles de años sin depredadores y es imposible que en 20 años ―desde que su enemigo desembarcó en la isla― desarrolle herramientas de defensa. Se trata de conservarla y de dar tiempo para que se llegue a producir ese equilibrio, porque “erradicarla es una utopía, ojalá me equivoque“, dice Puig.

La Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Natural y el Zoo de Barcelona han impulsado un proyecto piloto de cría ex situ de la lagartija de las Pitiusas (Podarcis pityusensis). Tras un estudio genético realizado por el CREAF, se capturaron 17 ejemplares sanos y genéticamente diferentes (10 en Ibiza y siete en Formentera), que fueron trasladados al zoológico. “El objetivo real es ver si se crían bien en cautividad para mantener un pool genético mientras se desarrollan otras medidas a mayor escala, como crear refugios en Ibiza e intentar repoblar con los ejemplares que hay allí”, indica Lapiedra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_