La discusión de la neutralidad de la red muta al debate de la desigualdad en Colombia

La Corte Constitucional de Colombia publicó la semana pasada una cortísima nota de prensa, lo que llama un "flash informativo", para anunciar una decisión frente a un tema algo espinoso y abstracto: la neutralidad de la red. Sin el comunicado oficial ni la sentencia completa, no es posible medir el alcance preciso del fallo, pero aún así el flash prendió un caluroso debate en redes sociales y medios de comunicación: saber si por ella se van a acabar los planes comerciales en los que los operadores móviles -Claro, Movistar o WOM- ofrecen que el uso de aplicaciones como WhatsApp, Facebook o TikTok no se incluya en el consumo de datos. Se dice, por eso, que dan “internet gratis”, que en la jerga técnica se llaman planes de ‘zero rating’. A la Corte le preocupa que esos esquemas discriminan entre aplicaciones, y esa es una puerta para que la red deje de ser neutral y favorezca ciertos contenidos o agentes. Entonces entró el pánico: ¿el tribunal acaba con WhatsApp ‘gratis’?

Entre lo poco que está claro de la nota breve de prensa, se sabe que los magistrados han aclarado que la neutralidad de la red no es solo la prohibición para que el Estado o una operadora prohíba el uso de una aplicación. Aquello sería censura. También es garantizar que los s tengan posibilidad de acceder a todas las aplicaciones por igual. Por ejemplo, que un operador no favorezca el uso de WhatsApp sobre alternativas como Signal o Telegram, o a Tinder frente a Bumble. Por eso la Corte declara inexequible el aparte de una ley de 2011, el plan de desarrollo de Juan Manuel Santos, que se ha usado para sustentar el zero-rating.

Ese debate sobre el principio de la neutralidad de la red se transformó en minutos en uno sobre clase social. En uno de los países más desiguales del mundo, diversos influencers empezaron a criticar la decisión: alegaban que la demanda que resolvió la Corte lo que logra es “que a los pobres les quiten este beneficio” del internet gratis, sobre todo de Whatsapp, una aplicación que se ha vuelto fundamental, no solo para mantener relaciones personales, sino para trabajar.

Ana Bejarano, abogada reconocida y columnista pública, es una de las demandantes y recibió el odio durante todo el fin de semana de puente. “Esta no es la demanda de unos chapinerunos [que viven en Bogotá, en el barrio de Chapinero] desconectados de la realidad”, se defendió ella en una columna. “La verdadera desconexión es creer que internet es un regalo que la gente pobre tiene que aceptar con las migajas que le arrojan desde las grandes plataformas”, añadió.

El debate saltó a la radio. “Esta sentencia va a tener efectos malos para los colombianos más pobres”, le dijo el director de Blu Radio, Néstor Morales, a Bejarano, alegando que las personas que no pueden pagar planes ilimitados tendrán que pagar más caro por el uso de aplicaciones que antes venían “gratis”, o dejar de usarlas. “No, Néstor, eso no es lo que va a pasar, eso no es lo que ha pasado, y eso hace parte de una mentalidad que se opone a ver realmente que debemos ponerle reglas a los gigantes de internet, y creer que le regalan migajas de interés a la gente más pobre, eso es lo que es realmente clasista”, respondió Bejarano.

El argumento de la clase efectivamente ha sido también usado por esos “grandes de internet”. Lo usó la multinacional Meta ―dueña de Facebook, Instagram y WhatsApp― ante la Corte Constitucional. “Las ofertas de Zero Rating benefician a los colombianos de bajos recursos, mejorando -en lugar de restringir- la información disponible para dichos s”, dice la intervención escrita que envió para ese proceso la apoderada Meta Platforms, Inc, la abogada Alejandra Gómez.

WOM, Movistar y Tigo también se pronunciaron ante la Corte en contra de la demanda. Esta última compañía también argumentó que el zero-rating puede “reducir el costo de a la información y a la comunicación en poblaciones pobres”. “Retirar las opciones de zero rating en la oferta de los operadores tendrán un impacto negativo en la penetración de la banda ancha móvil”, dice la intervención de Movistar.

Chile, país sudamericano donde hay una ley pionera en favor de la neutralidad de la red, ha tenido un debate similar al que ahora enfrenta Colombia. “En 2010, cuando se aprobó la ley, el ‘zero-rating’ no existía aún, es una práctica nueva. Pero, a través de los principios de la ley, uno podría técnicamente sancionar el zero-rating”, explica José ‘Pepe’ Huerta, abogado chileno y especialista en telecomunicaciones que hizo parte entonces del grupo activista NeutralidadSi.

Sin embargo, los operadores chilenos (también están presentes Movistar, Claro y WOM, entre otros) siguen ofreciendo planes con zero-rating, explica Huerta, porque “esta de la neutralidad ha sido una discusión sobre todo en el mundo académico, no ha habido acciones legales para que se sancione el zero-rating. Tocaría que un privado recurra a la Corte, o que entre con fuerza un ente fiscalizador”.

Sobre la importancia de la neutralidad, Huerta explica que esta está estrechamente ligada a un principio de libre competencia en el mercado: “La problemática, desde el punto de vista del mercado, es que privilegiar una aplicación es como dar un subsidio a ese contenido sobre otros, y ese subsidio de alguna forma está oculto en la tarifa que paga el ”. Es decir, es subsidiar las empresas más poderosas, como Meta o X, en el enorme mercado de las aplicaciones. “Para mi la solución es que los operadores ofrezcan Zero-Rating a cualquier servicio que se los solicite”, añade. No que se prohiba el zero-rating, sino que sea a la carta.

Distintos Estados y operadores han tratado el debate de manera diversa, de acuerdo a lo que decida un tribunal o una asamblea. Mientras en Chile los operadores ofrecen planes de zero-rating, en Estados Unidos el operador AT&T anunció de tajo que no lo haría después de que el estado de California pasara una ley de neutralidad en 2021 con una prohibición explícita. Trump, sin embargo, en su primera presidencia, se mostró contrario a cualquier iniciativa que frenara los planes de zero-rating.

En el caso de la Corte Constitucional colombiana, no son claras aún las prohibiciones o si hay excepciones, porque en algunos países el zero-rating se ha usado con otros fines: durante la pandemia, por ejemplo, algunas apps o páginas estatales, relacionadas a temas de salud, no consumían datos. Eso, con el ánimo de que los ciudadanos pudieran acceder fácilmente a información clave. ¿Los operadores van a terminar el WhatsApp “gratis”? Ni se han pronunciado, ni la Corte ha dado los elementos para definir si lo harán. Por ahora solo es claro que es difícil hablar de neutralidad en la red cuando existe una enorme disparidad, tanto de clase como de a internet, que necesita soluciones efectivas.